A la hora de realizar trabajos de limpieza, decapado, desgomado y preparación de superficies por impacto existen diversos procedimientos para conseguir el resultado deseado. En este post, te explicamos las diferencias entre granallado, chorreado y arenado, procesos ampliamente utilizados en la industria.
Estos tres procedimientos se basan en impactar a gran velocidad pequeños elementos o micropartículas con la superficie a tratar. Es por eso que a veces se utilizan como sinónimos. Pero hay sutiles diferencias, tanto en el material empleado como en el tipo de maquinaria.
El granallado, chorreado y arenado no son lo mismo
Para el granallado normalmente se utilizan abrasivos férricos (acero, acero inoxidable o hierro fundido). Para proyectar la granalla se emplean turbinas que, mediante sus propias palas, disparan los abrasivos a gran velocidad. Muchos de los equipos actuales operan de forma automática.
En cambio, en las máquinas de chorreado y arenado se utiliza la presión del aire comprimido para proyectar los elementos. En el caso del arenado, se emplean partículas de sílice (arena), mientras que en el chorreado se utilizan otros abrasivos, tales como partículas de vidrio, corindón (óxido de aluminio), partículas poliméricas e incluso partículas orgánicas como la cáscaras de frutos secos. Los equipos pueden ser automáticos, pero también manuales o mixtos.
Una vez explicado lo anterior, queremos destacar que el proceso de arenado tiene que realizarse en un ambiente bien ventilado o incluso al aire libre, puesto que inhalar las partículas de sílice de forma continuada aumenta los riesgos de padecer silicosis. Es por esto, que es un procedimiento en desuso actualmente, que ha sido sustituido por el granallado y el chorreado en prácticamente todos los ámbitos.